El Coronel(retirado) Juan Alberto Castellanos Villamar nació en Las Tunas, el 16 de mayo de 1933, hijo de obrero agrícola y ama de casa, debió trabajar desde muy joven, sólo pudo alcanzar el séptimo grado. Desde muy temprano se incorporó al Movimiento 26 de julio liderado por Fidel Castro. Fue de los escogidos por Ernesto Guevara, a quien quiso como hermano mayor, para difíciles misiones. Acabamos de celebrar su 75 aniversario. Como todo ser humano tiene defectos y virtudes, pero como pocos, una excepcional historia. Participante en la guerrilla de Salta, Argentina 1963, resultó vencido y a la vez vencedor. Tuvo otras experiencias internacionalistas…
¿Cuándo se incorporó al Movimiento 26 de julio?
- Soy fundador del Movimiento 26 de Julio en el antiguo Central Francisco, hoy Amancio Rodríguez, que era un lugar de gran tradición de luchas, mi incorporación se produjo en 1957.
¿Quién era su Jefe?
-Oscar Ayala, que era el Coordinador del M-26 7 en ese lugar.
¿Cuándo conoció al Che?
- Conocí al Che en marzo o abril de 1958.
¿Cuándo empezó a combatir bajo sus órdenes?
-Allá en la Sierra Maestra en una Escuadra que luego se convertiría en la Columna 8 Ciro Redondo.
¿En qué combates participó durante los 25 meses de guerra?
-Altos de la Caridad, Casa de Piedra, Las Mercedes y otros.
¿Usted realizó la Invasión con la Columna 8 que dirigía el Che desde que salió de la Sierra Maestra…?
-Si, desde que salió de la Sierra el 31 de agosto de 1958, pero salí castigado por el Che. La misión que me encomendó fue la de ser Ayudante de los médicos.
¿Por qué lo Castigó el Che?
-Porque yo me fui por la libre de la Escuadra mía para otra escuadra, sin embargo, me escogió para hacer la Invasión pero desarmado, como ayudante de los médicos porque yo sabía inyectar y sabía curar heridas…
¿Fue esa la única vez que lo castigó?
-No, que va, esa fue la primera…
¿Cómo eran sus relaciones con el Che por ese tiempo?
-Muy ácidas, el Argentino era muy exigente, después nos fuimos tomando afecto el uno al otro, luego lo quise como a un hermano mayor, aunque me llevaba recio como loco… hace poco yo le decía a una nieta que al Che había que quererlo de gratis.
¿No tuvo ningún incidente con el Che por esos días de la invasión?
- Sí, uno “muy grave”, estando en El Escambray llegó una hermosa rubia de 24 años que pertenecía a la Dirección Provincial del Movimiento 26 de julio en Las Villas, al verla le lancé un piropo tan encendido como era posible, estábamos varios compañeros, entre ellos el Che que me lanzó una mirada fulminante, por lo que me dije: -Vete, Alberto, no tienes nada que hacer aquí.
¿Quién era la hermosa rubia?
- Aleida March.
¿En qué momento de la lucha usted se incorporó a la escolta del Che?
- En Cabaiguán cuándo él se cae, al brincar una tapia en medio del combate, y se fractura el codo derecho. En un momento que están pidiendo un chofer yo llego a la Comandancia y dije: Yo mismo, y ahí seguí con él el resto de la Campaña, Cabaiguán, Guayos, Placetas, Caibarién, Remedios…hasta Santa Clara, y como yo era el único que sabía manejar me incorporaron a la Escolta, fui manejándole hasta La Habana… él sabía manejar, un poquito.
¿Participó en la Batalla de Santa Clara?
-Si, pero no tiré ni un tiro, sólo hice 3 ó 4 disparos a una avioneta.
¿Estaba usted con el Che en el momento que el argentino tuvo que correr porque apareció una tanqueta enemiga, repentinamente, por el centro de la ciudad de Santa Clara?
-No, en ese momento yo estaba de Jefe de la Comandancia cumpliendo órdenes del
Che.
¿Además de eso que hizo?
-Salí de La Vallita, la madrugada del 28 de diciembre de 1958, un pequeño caserío próximo a Placetas, por un camino paralelo a la carretera central hasta llegar a la carretera de Camajuaní y por esa vía la Universidad Central Marta Abreu. El Che ordenó dejar allí los camiones, él siguió en el jeep, yo manejando y él tirando fotos, en las que se ven dos filas de combatientes, las hizo él. Luego llegamos a un barriecito donde estaba Acevedo. Estando allí llegó Lolita, con un soldado enemigo, que venía incorporarse a las tropas nuestras. E Che se lo asignó a Acevedo.
En otro momento el Che me mandó en el jeep a Placetas a hacer contacto con Faure o Cubelas. Yo estaba padeciendo de fiebres palúdicas, Chávez, un oficial del Ejército Rebelde, me prestó auxilio y le dije la misión que traía.
Ya tarde el día 28 desperté en Placetas, allí el Che fue a verme y le ordenó a Cansino que me guardara el fusil. El 29 pude volver a Santa Clara, luego de mucho trabajo, llegué en el momento en que se estaba entregando el Tren Blindado.
¿Qué sucedió después?
-De las armas ocupadas el Che decidió llevarle a Camilo una bazooka allá a Yaguajay, fui manejándole a Che y a Aleida. En Caibarién o Remedios, no recuerdo exactamente, llegamos a un garaje y el Che me dijo coge el carro que tú quieras, insistí ¿el que yo quiera? Sí el que tú quieras. Cogí un carro yanqui y salimos para Yaguajay. En el camino tuve un accidente al caer en un hueco de los que había hecho Camilo, se explotó una goma. Es entonces que Che entrega la bazooka a Lawton para que la entregara a Camilo. Hay otra versión por ahí de la hija de un compañero, pero la realidad es esta.
Regresamos y el Che me ordenó volver al jeep, ya viajando a Santa Clara Che le dijo a Aleida:
-Mira si Castellanos es bueno que viene desde la Sierra y todavía es soldado.
-Che, yo no vine aquí a buscar grados, me respondió.
-Mentiraaa, a todos nos gustan los grados.
¿No le concedió grado alguno?
-En Santa Clara, me hizo jefe de una escuadra con el grado de teniente. En el viaje hacia La Habana el 2 de enero de 1959 le dio grados de Comandante a Armando Acosta Cordero, (Partido Socialista popular) y no a Acevedo, San Luís, Olo. Yo le hice un comentario mostrando mi desacuerdo y me respondió.
-Yo se lo que hago.
Era verdad que sabía lo que hacía, pero yo era muy joven para comprender todas las cosas del Argentino.
¿Pero usted lo siguió con gran lealtad?
-Yo si sabía que él no se equivocaba, aunque no lo comprendiera.
¿Cómo fue la actitud del pueblo de Santa Clara?
-El apoyo fue unánime, la gente estaba muy alegre, fíjate la carta de despedida al pueblo de Santa Clara, tú sabes que él no regalaba elogios.
¿Qué sucedió con usted con posterioridad al triunfo de enero de 1959?
Seguí trabajando junto al Che, nos radicamos en La Cabaña en donde nos reunimos varios compañeros entre ellos, Hermes Peña, Harry Villegas, José Argudín y yo. Allí residía con mi esposa.
¿Participó en la boda del Che con Aleida March, en calidad de escolta o invitado?
- Ni una cosa ni la otra. Fui testigo de la boda pero, además, la misma se celebró en mi casa. Un día veníamos de Santa Clara para La Habana, vía aérea, y el Che me dice: Vos cree que yo me pueda casar en tú casa, yo le respondí claro que si Che, si usted me dio esa casa, porque él fue quien me dio la casa. Cuando llegué la casa se lo dije a mi mujer. Entre los testigo estamos Fidel, Raúl y yo…
¿Qué es lo más significativo de esos tiempos para usted?
Entre otras, la insistencia del Che en que estudiáramos, ya él tenía otras responsabilidades cuando nos mandó a cursar la Escuela de Administradores, el más estudioso era Hermes. Cuándo el Che realizó el primer viaje al exterior como Representante de la Revolución, nosotros quedamos en la Escuela pero al llegar el Argentino preguntó a los profesores por el comportamiento del grupo y comprobó que Hermes sobresalía.
¿Quién es Hermes Peña Torres?
Un joven que se incorporó a la lucha guerrillera en la Sierra Maestra siendo analfabeto y muy pobre, pero un hombre de unas características especiales para la lucha en las mas difíciles condiciones, el Che lo apreciaba mucho, por sus condiciones, pero estando en la Escuela de Administradores yo noté su ausencia y eso me preocupó por lo que fui a ver al Che.
¿Con que fin fue a ver al Che?
Notamos que Hermes había desaparecido, no sabíamos nada de él, entonces yo le digo a Villegas (Harry) que voy a ver al Che, porque me parece que anda en algo raro y voy a verlo para que me lleve con él si se va de aquí, porque yo sí sabía, o me imaginaba, que él quería ir a luchar a Argentina. Ya en su despacho, solos, le dije que Hermes había desaparecido y que el único que podía saber donde estaba era él, que si había algo contara conmigo.
¿Qué le respondió?
-Lo vamos a tener en cuenta, me fui, pero ratificando mi decisión de irme con él a donde fuera, eso fue en el año 1962.
¿Qué sucedió después?
-En agosto de 1963 me mandó a buscar a la Escuela Básica de Oficiales, ubicada en Matanzas, al encontrarnos me preguntó si yo me acordaba de lo que le había dicho sobre este asunto y le dije que sí, entonces me dijo:
-Son 20 años peleando… no venir más nunca…pensar que de ahora en adelante lo que vivas es de gratis etc. Yo insistía en decirle que sí, en cualquier circunstancia, y salí a fines de agosto de 1963 para Argentina, vía Bolivia.
¿Quién lo recibió en Bolivia?
-Allí yo me encuentro en La Paz con Papi (José María Martínez Tamayo) y Furry (Abelardo Colomé Ibarra) a Furry yo lo conocía, a Martínez Tamayo no, de allí de La Paz me llevaron a Tarija, próxima a Salta, República Argentina, ahí me encontré con Masetti y con Hermes. El viaje fue La Paz-Cochabamba - Cochabamba-Tarija.
¿Qué participación tuvo usted en la guerrilla de Salta?
-Yo me encontré con Masetti y Hermes en la frontera… en Tarija, a donde me condujeron Papi y Furry. Masetti traía un argentino enfermo y yo lo convencí, a él y a Hermes para incorporarme, la orden que yo tenía era esperar al Che, Masetti le mandó un papel al Che y es así como yo me incorporé a la guerrilla, iniciando de inmediato las exploraciones. En ese tiempo tuve que ser operado de la garganta en Córdoba. Me reincorporé en cuanto pude. El 4 de marzo de 1964 resulté detenido, luego Hermes fue muerto el 18 de abril. Fui conducido ante su cadáver para que lo identificara y a la vez que yo alegaba no conocerlo recibía más golpes, pero mantuve, en medio del dolor por la muerte de un gran compañero, que no lo conocía. Otro hombre y yo debimos situarlo en el modesto ataúd en que sería sepultado.
¿Cuál es su opinión sobre Masetti y qué sucedió con él?
-Para mí era un gran revolucionario, un gran hombre que era más político que militar, exigente igual que el Che. Al momento de caer traía 30 mil dólares encima, más algún dinero Argentino, un reloj Rolex de él y otro de un compañero. Para mí los gendarmes llegaron donde estaba Masetti y, si estaba herido lo remataron y si estaba muerto lo enterraron o lo dejaron ahí y se apoderaron de la plata.
¿Usted cree que encontremos esos restos algún día?
-Bueno el último que lo vio fue Héctor Jouvet, Comisario Político, nombrado como tal por Masetti, sé que era un lugar muy alto.
¿Qué sucede con usted cuando lo detienen y en los días posteriores?
- Cuándo me detienen, el 4 de marzo de 1964, yo pensaba que iba a morir, junto a un cordobés también detenido, al que yo le dije que no dijera nada, porque nosotros estábamos solos allí, y de todas maneras nos iban a matar, si dices algo nos van a torturar preguntándonos cosas que tú no sabes ni yo tampoco. Así nos mantuvimos, solamente nos dieron una paliza, a mí me dieron un bayonetazo en el cuello, pero me salvó un Sargento que dijo: no, no lo mates. Después el General Julio A. Alzogaray que era el Jefe de la Gendarmería me dijo personalmente que nosotros nos habíamos salvado porque el Jefe del Regimiento nos había presentado a la Prensa ese mismo día.
Por cierto uno de sus hijos era de los Montoneros y murió, otro se asiló en Méjico.
¿Cómo logró burlar a sus captores y ocultar por tantos años su verdadera identidad?
-Yo tuve suerte, en diciembre de 1963 a mí me tuvieron que sacar de Salta para operarme de la garganta, recibí el nuevo año en una casa familiar en Córdoba. Me operaron a mediados de enero más o menos, el médico que me operó, Dr. Chapira, no tenía nada que ver con nuestra organización y cuando me hizo la Historia Clínica le di el nombre correspondiente a la leyenda que me había fabricado: Raúl Moisés Dávila Suiero, natural de Ica, Departamento costero de Perú, Estudiante Universitario. En los interrogatorios a que fui sometido cada vez que me daban una paliza yo cambiaba de nacionalidad, hasta que les dije:
-Está bien, voy a confesar.
Entonces les tiré la leyenda, dije que yo había ido a estudiar a la Universidad de Córdoba, que de allí me encontré a algunos muchachos conocidos, que yo era nacionalista de izquierda, que simpatizaba con este proyecto, por otra parte da la casualidad que le había pedido al cordobés, detenido conmigo, una dirección que no comprometiera a nadie porque ya yo estaba seguro de que no nos iban a matar y me da la siguiente dirección: Sol de Mayo No. 125, que es o era, un albergue de estudiantes universitarios, o sea, la leyenda fue creíble, la Historia Clínica, la dirección en Córdoba …y me dejaron tranquilo, no hurgaron más.
¿Tuvo algún problema con su falsa identidad durante el juicio?
-He analizado esto con amigos argentinos, los argentinos son muy inteligentes, y llegamos a estas conclusiones:
Si se dieron cuenta, se quedaron callados porque un indio como yo se hubiera burlado de la Inteligencia argentina, un organismo de alto nivel.
Lo otro, pudiera ser, que en verdad no me descubrieran. También hay que tener en cuenta que los argentinos que sabían que yo era cubano no me delataron.
¿Qué sanción le fue impuesta?
-Fui condenado a 5 años, pero sólo cumplí 3 años y 10 meses, casi 4 años, en Salta y Tucumán.
¿Tengo entendido que hubo una situación muy difícil relacionada con el joven cuya identidad usted había adoptado?
-Una situación difícil fue cuando asesinaron al Che, publicaron una foto de su boda y un preso común me reconoció por un detalle, le decían El Indio, no sé como se llamaba, o se llama, pero ese hombre no me delató.
¿Cómo fue la actitud del argentino Ciro Roberto Bustos por esos años?
-Bueno fue muy positiva con nosotros, y después mientras estuvimos presos también.
¿Cómo y cuándo se produce su regreso?
-Yo salí de la Cárcel el 14 de diciembre de 1967, me llevaron para la policía, de allí me querían llevar para inmigración pero los abogados lograron sacarme y que me presentara el siguiente día…ahí mismo les vendí el cajetín… llegué a Cuba el 4 de enero de 1968.
¿Qué sucedió al llegar a Cuba?
-Un compañero me sacó, con discreción, del aeropuerto y me llevó para una casa de seguridad en Siboney allí estuve dos días hablando con cubanos, porque yo hablaba como argentino, para poder reincorporarme a una vida normal, pues la leyenda era que yo estaba en la Unión Soviética estudiando Cohetería
¿Ha visitado, después, a Argentina?
-Nunca, aunque no me han faltado los deseos de hacerlo.
En el 2008 celebramos el 80 cumpleaños del Che, supongamos que usted le pudiera hacer un regalo ¿qué le obsequiaría?
-Mi trabajo, mi historia, que me he portado a la altura de lo que él me enseñó y que
estoy dispuesto a hacer de nuevo todo lo bueno que he hecho.
* El 12 de abril de 2003 fueron depositados los restos de Hermes Peña Torres en el Memorial Ernesto Guevara.
¿Cuándo se incorporó al Movimiento 26 de julio?
- Soy fundador del Movimiento 26 de Julio en el antiguo Central Francisco, hoy Amancio Rodríguez, que era un lugar de gran tradición de luchas, mi incorporación se produjo en 1957.
¿Quién era su Jefe?
-Oscar Ayala, que era el Coordinador del M-26 7 en ese lugar.
¿Cuándo conoció al Che?
- Conocí al Che en marzo o abril de 1958.
¿Cuándo empezó a combatir bajo sus órdenes?
-Allá en la Sierra Maestra en una Escuadra que luego se convertiría en la Columna 8 Ciro Redondo.
¿En qué combates participó durante los 25 meses de guerra?
-Altos de la Caridad, Casa de Piedra, Las Mercedes y otros.
¿Usted realizó la Invasión con la Columna 8 que dirigía el Che desde que salió de la Sierra Maestra…?
-Si, desde que salió de la Sierra el 31 de agosto de 1958, pero salí castigado por el Che. La misión que me encomendó fue la de ser Ayudante de los médicos.
¿Por qué lo Castigó el Che?
-Porque yo me fui por la libre de la Escuadra mía para otra escuadra, sin embargo, me escogió para hacer la Invasión pero desarmado, como ayudante de los médicos porque yo sabía inyectar y sabía curar heridas…
¿Fue esa la única vez que lo castigó?
-No, que va, esa fue la primera…
¿Cómo eran sus relaciones con el Che por ese tiempo?
-Muy ácidas, el Argentino era muy exigente, después nos fuimos tomando afecto el uno al otro, luego lo quise como a un hermano mayor, aunque me llevaba recio como loco… hace poco yo le decía a una nieta que al Che había que quererlo de gratis.
¿No tuvo ningún incidente con el Che por esos días de la invasión?
- Sí, uno “muy grave”, estando en El Escambray llegó una hermosa rubia de 24 años que pertenecía a la Dirección Provincial del Movimiento 26 de julio en Las Villas, al verla le lancé un piropo tan encendido como era posible, estábamos varios compañeros, entre ellos el Che que me lanzó una mirada fulminante, por lo que me dije: -Vete, Alberto, no tienes nada que hacer aquí.
¿Quién era la hermosa rubia?
- Aleida March.
¿En qué momento de la lucha usted se incorporó a la escolta del Che?
- En Cabaiguán cuándo él se cae, al brincar una tapia en medio del combate, y se fractura el codo derecho. En un momento que están pidiendo un chofer yo llego a la Comandancia y dije: Yo mismo, y ahí seguí con él el resto de la Campaña, Cabaiguán, Guayos, Placetas, Caibarién, Remedios…hasta Santa Clara, y como yo era el único que sabía manejar me incorporaron a la Escolta, fui manejándole hasta La Habana… él sabía manejar, un poquito.
¿Participó en la Batalla de Santa Clara?
-Si, pero no tiré ni un tiro, sólo hice 3 ó 4 disparos a una avioneta.
¿Estaba usted con el Che en el momento que el argentino tuvo que correr porque apareció una tanqueta enemiga, repentinamente, por el centro de la ciudad de Santa Clara?
-No, en ese momento yo estaba de Jefe de la Comandancia cumpliendo órdenes del
Che.
¿Además de eso que hizo?
-Salí de La Vallita, la madrugada del 28 de diciembre de 1958, un pequeño caserío próximo a Placetas, por un camino paralelo a la carretera central hasta llegar a la carretera de Camajuaní y por esa vía la Universidad Central Marta Abreu. El Che ordenó dejar allí los camiones, él siguió en el jeep, yo manejando y él tirando fotos, en las que se ven dos filas de combatientes, las hizo él. Luego llegamos a un barriecito donde estaba Acevedo. Estando allí llegó Lolita, con un soldado enemigo, que venía incorporarse a las tropas nuestras. E Che se lo asignó a Acevedo.
En otro momento el Che me mandó en el jeep a Placetas a hacer contacto con Faure o Cubelas. Yo estaba padeciendo de fiebres palúdicas, Chávez, un oficial del Ejército Rebelde, me prestó auxilio y le dije la misión que traía.
Ya tarde el día 28 desperté en Placetas, allí el Che fue a verme y le ordenó a Cansino que me guardara el fusil. El 29 pude volver a Santa Clara, luego de mucho trabajo, llegué en el momento en que se estaba entregando el Tren Blindado.
¿Qué sucedió después?
-De las armas ocupadas el Che decidió llevarle a Camilo una bazooka allá a Yaguajay, fui manejándole a Che y a Aleida. En Caibarién o Remedios, no recuerdo exactamente, llegamos a un garaje y el Che me dijo coge el carro que tú quieras, insistí ¿el que yo quiera? Sí el que tú quieras. Cogí un carro yanqui y salimos para Yaguajay. En el camino tuve un accidente al caer en un hueco de los que había hecho Camilo, se explotó una goma. Es entonces que Che entrega la bazooka a Lawton para que la entregara a Camilo. Hay otra versión por ahí de la hija de un compañero, pero la realidad es esta.
Regresamos y el Che me ordenó volver al jeep, ya viajando a Santa Clara Che le dijo a Aleida:
-Mira si Castellanos es bueno que viene desde la Sierra y todavía es soldado.
-Che, yo no vine aquí a buscar grados, me respondió.
-Mentiraaa, a todos nos gustan los grados.
¿No le concedió grado alguno?
-En Santa Clara, me hizo jefe de una escuadra con el grado de teniente. En el viaje hacia La Habana el 2 de enero de 1959 le dio grados de Comandante a Armando Acosta Cordero, (Partido Socialista popular) y no a Acevedo, San Luís, Olo. Yo le hice un comentario mostrando mi desacuerdo y me respondió.
-Yo se lo que hago.
Era verdad que sabía lo que hacía, pero yo era muy joven para comprender todas las cosas del Argentino.
¿Pero usted lo siguió con gran lealtad?
-Yo si sabía que él no se equivocaba, aunque no lo comprendiera.
¿Cómo fue la actitud del pueblo de Santa Clara?
-El apoyo fue unánime, la gente estaba muy alegre, fíjate la carta de despedida al pueblo de Santa Clara, tú sabes que él no regalaba elogios.
¿Qué sucedió con usted con posterioridad al triunfo de enero de 1959?
Seguí trabajando junto al Che, nos radicamos en La Cabaña en donde nos reunimos varios compañeros entre ellos, Hermes Peña, Harry Villegas, José Argudín y yo. Allí residía con mi esposa.
¿Participó en la boda del Che con Aleida March, en calidad de escolta o invitado?
- Ni una cosa ni la otra. Fui testigo de la boda pero, además, la misma se celebró en mi casa. Un día veníamos de Santa Clara para La Habana, vía aérea, y el Che me dice: Vos cree que yo me pueda casar en tú casa, yo le respondí claro que si Che, si usted me dio esa casa, porque él fue quien me dio la casa. Cuando llegué la casa se lo dije a mi mujer. Entre los testigo estamos Fidel, Raúl y yo…
¿Qué es lo más significativo de esos tiempos para usted?
Entre otras, la insistencia del Che en que estudiáramos, ya él tenía otras responsabilidades cuando nos mandó a cursar la Escuela de Administradores, el más estudioso era Hermes. Cuándo el Che realizó el primer viaje al exterior como Representante de la Revolución, nosotros quedamos en la Escuela pero al llegar el Argentino preguntó a los profesores por el comportamiento del grupo y comprobó que Hermes sobresalía.
¿Quién es Hermes Peña Torres?
Un joven que se incorporó a la lucha guerrillera en la Sierra Maestra siendo analfabeto y muy pobre, pero un hombre de unas características especiales para la lucha en las mas difíciles condiciones, el Che lo apreciaba mucho, por sus condiciones, pero estando en la Escuela de Administradores yo noté su ausencia y eso me preocupó por lo que fui a ver al Che.
¿Con que fin fue a ver al Che?
Notamos que Hermes había desaparecido, no sabíamos nada de él, entonces yo le digo a Villegas (Harry) que voy a ver al Che, porque me parece que anda en algo raro y voy a verlo para que me lleve con él si se va de aquí, porque yo sí sabía, o me imaginaba, que él quería ir a luchar a Argentina. Ya en su despacho, solos, le dije que Hermes había desaparecido y que el único que podía saber donde estaba era él, que si había algo contara conmigo.
¿Qué le respondió?
-Lo vamos a tener en cuenta, me fui, pero ratificando mi decisión de irme con él a donde fuera, eso fue en el año 1962.
¿Qué sucedió después?
-En agosto de 1963 me mandó a buscar a la Escuela Básica de Oficiales, ubicada en Matanzas, al encontrarnos me preguntó si yo me acordaba de lo que le había dicho sobre este asunto y le dije que sí, entonces me dijo:
-Son 20 años peleando… no venir más nunca…pensar que de ahora en adelante lo que vivas es de gratis etc. Yo insistía en decirle que sí, en cualquier circunstancia, y salí a fines de agosto de 1963 para Argentina, vía Bolivia.
¿Quién lo recibió en Bolivia?
-Allí yo me encuentro en La Paz con Papi (José María Martínez Tamayo) y Furry (Abelardo Colomé Ibarra) a Furry yo lo conocía, a Martínez Tamayo no, de allí de La Paz me llevaron a Tarija, próxima a Salta, República Argentina, ahí me encontré con Masetti y con Hermes. El viaje fue La Paz-Cochabamba - Cochabamba-Tarija.
¿Qué participación tuvo usted en la guerrilla de Salta?
-Yo me encontré con Masetti y Hermes en la frontera… en Tarija, a donde me condujeron Papi y Furry. Masetti traía un argentino enfermo y yo lo convencí, a él y a Hermes para incorporarme, la orden que yo tenía era esperar al Che, Masetti le mandó un papel al Che y es así como yo me incorporé a la guerrilla, iniciando de inmediato las exploraciones. En ese tiempo tuve que ser operado de la garganta en Córdoba. Me reincorporé en cuanto pude. El 4 de marzo de 1964 resulté detenido, luego Hermes fue muerto el 18 de abril. Fui conducido ante su cadáver para que lo identificara y a la vez que yo alegaba no conocerlo recibía más golpes, pero mantuve, en medio del dolor por la muerte de un gran compañero, que no lo conocía. Otro hombre y yo debimos situarlo en el modesto ataúd en que sería sepultado.
¿Cuál es su opinión sobre Masetti y qué sucedió con él?
-Para mí era un gran revolucionario, un gran hombre que era más político que militar, exigente igual que el Che. Al momento de caer traía 30 mil dólares encima, más algún dinero Argentino, un reloj Rolex de él y otro de un compañero. Para mí los gendarmes llegaron donde estaba Masetti y, si estaba herido lo remataron y si estaba muerto lo enterraron o lo dejaron ahí y se apoderaron de la plata.
¿Usted cree que encontremos esos restos algún día?
-Bueno el último que lo vio fue Héctor Jouvet, Comisario Político, nombrado como tal por Masetti, sé que era un lugar muy alto.
¿Qué sucede con usted cuando lo detienen y en los días posteriores?
- Cuándo me detienen, el 4 de marzo de 1964, yo pensaba que iba a morir, junto a un cordobés también detenido, al que yo le dije que no dijera nada, porque nosotros estábamos solos allí, y de todas maneras nos iban a matar, si dices algo nos van a torturar preguntándonos cosas que tú no sabes ni yo tampoco. Así nos mantuvimos, solamente nos dieron una paliza, a mí me dieron un bayonetazo en el cuello, pero me salvó un Sargento que dijo: no, no lo mates. Después el General Julio A. Alzogaray que era el Jefe de la Gendarmería me dijo personalmente que nosotros nos habíamos salvado porque el Jefe del Regimiento nos había presentado a la Prensa ese mismo día.
Por cierto uno de sus hijos era de los Montoneros y murió, otro se asiló en Méjico.
¿Cómo logró burlar a sus captores y ocultar por tantos años su verdadera identidad?
-Yo tuve suerte, en diciembre de 1963 a mí me tuvieron que sacar de Salta para operarme de la garganta, recibí el nuevo año en una casa familiar en Córdoba. Me operaron a mediados de enero más o menos, el médico que me operó, Dr. Chapira, no tenía nada que ver con nuestra organización y cuando me hizo la Historia Clínica le di el nombre correspondiente a la leyenda que me había fabricado: Raúl Moisés Dávila Suiero, natural de Ica, Departamento costero de Perú, Estudiante Universitario. En los interrogatorios a que fui sometido cada vez que me daban una paliza yo cambiaba de nacionalidad, hasta que les dije:
-Está bien, voy a confesar.
Entonces les tiré la leyenda, dije que yo había ido a estudiar a la Universidad de Córdoba, que de allí me encontré a algunos muchachos conocidos, que yo era nacionalista de izquierda, que simpatizaba con este proyecto, por otra parte da la casualidad que le había pedido al cordobés, detenido conmigo, una dirección que no comprometiera a nadie porque ya yo estaba seguro de que no nos iban a matar y me da la siguiente dirección: Sol de Mayo No. 125, que es o era, un albergue de estudiantes universitarios, o sea, la leyenda fue creíble, la Historia Clínica, la dirección en Córdoba …y me dejaron tranquilo, no hurgaron más.
¿Tuvo algún problema con su falsa identidad durante el juicio?
-He analizado esto con amigos argentinos, los argentinos son muy inteligentes, y llegamos a estas conclusiones:
Si se dieron cuenta, se quedaron callados porque un indio como yo se hubiera burlado de la Inteligencia argentina, un organismo de alto nivel.
Lo otro, pudiera ser, que en verdad no me descubrieran. También hay que tener en cuenta que los argentinos que sabían que yo era cubano no me delataron.
¿Qué sanción le fue impuesta?
-Fui condenado a 5 años, pero sólo cumplí 3 años y 10 meses, casi 4 años, en Salta y Tucumán.
¿Tengo entendido que hubo una situación muy difícil relacionada con el joven cuya identidad usted había adoptado?
-Una situación difícil fue cuando asesinaron al Che, publicaron una foto de su boda y un preso común me reconoció por un detalle, le decían El Indio, no sé como se llamaba, o se llama, pero ese hombre no me delató.
¿Cómo fue la actitud del argentino Ciro Roberto Bustos por esos años?
-Bueno fue muy positiva con nosotros, y después mientras estuvimos presos también.
¿Cómo y cuándo se produce su regreso?
-Yo salí de la Cárcel el 14 de diciembre de 1967, me llevaron para la policía, de allí me querían llevar para inmigración pero los abogados lograron sacarme y que me presentara el siguiente día…ahí mismo les vendí el cajetín… llegué a Cuba el 4 de enero de 1968.
¿Qué sucedió al llegar a Cuba?
-Un compañero me sacó, con discreción, del aeropuerto y me llevó para una casa de seguridad en Siboney allí estuve dos días hablando con cubanos, porque yo hablaba como argentino, para poder reincorporarme a una vida normal, pues la leyenda era que yo estaba en la Unión Soviética estudiando Cohetería
¿Ha visitado, después, a Argentina?
-Nunca, aunque no me han faltado los deseos de hacerlo.
En el 2008 celebramos el 80 cumpleaños del Che, supongamos que usted le pudiera hacer un regalo ¿qué le obsequiaría?
-Mi trabajo, mi historia, que me he portado a la altura de lo que él me enseñó y que
estoy dispuesto a hacer de nuevo todo lo bueno que he hecho.
* El 12 de abril de 2003 fueron depositados los restos de Hermes Peña Torres en el Memorial Ernesto Guevara.
Lic:Arístides Rondón Velazquez
1 comentario:
En mi paso por cuba eh conocido al coronel Castellano, gracias Aristides por presentarme a tan gran luchador junta al che.
Martin Sharples
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