El Che, Fidel y Raúl siempre supieron que era
imprescindible combatir la burocracia, es un proceso que viene desde principios de la década del 60
confieso, sin embargo, que nunca supuse que corruptos y burócratas o burócratas
corruptos pudieran acumular tanto poder y, por tanto, hacer un daño mayor que
el bloqueo. Tan grave que el estatismo que percibo entre los que quieren
conservar sus privilegios nos está haciendo un daño inmenso en momentos en que
tanto hay que cambiar. A ellos no les convienen los cambios. La situación es
urgente.
Si nosotros logramos desentrañar, bajo las
marañas de los papeles, las intrincadas relaciones entre los organismos, la
duplicación de funciones y los frecuentes baches en que caen nuestras
instituciones, encontramos las raíces del problema y elaboramos normas de
organización, primero elementales, más completas luego, damos la batalla
frontal a los displicentes, a los confusos y a los vagos, reeducamos y educamos
a esta masa, la incorporamos a la
Revolución y eliminamos lo desechable y, al mismo tiempo, continuamos sin
desmayar, cualesquiera que sean los inconvenientes confrontados, una gran tarea de educación a todos los niveles,
estaremos en condiciones de liquidar en poco tiempo el burocratismo.
En esta batalla estratégica se ha elevado la
coordinación, cohesión y exigencia en el enfrentamiento al delito y comienzan a
verse algunos resultados, tanto en los hechos llamados de "cuello
blanco", cometidos por directivos y funcionarios nacionales y extranjeros
vinculados con el comercio exterior y la inversión extranjera, como en las
fechorías llevadas a cabo por delincuentes comunes en contubernio con
dirigentes administrativos y empleados de dependencias estatales, en los
procesos productivos, la transportación y distribución en entidades de la
industria alimentaria, el comercio, la gastronomía, el sistema de la vivienda y
los ministerios de la Industria Básica y la Agricultura.
Se acabarán aquellos burócratas corrompidos, con cargos obtenidos a golpe
de simulación y oportunismo que utilizan las posiciones que todavía ocupan para
acumular fortunas, apostando a una eventual derrota de la Revolución.
Que se acaben, en un corto periodo de tiempo, estos señores que Raúl Castro
denominó cuatreros, es asunto muy urgente y trascedente. Tienen mucho poder
real y lo saben. Los que esperen un final tipo URSS en Cuba demuestran
desconocer al pueblo que ha resistido más de 50 años no sólo los efectos
desastrosos del bloqueo yanqui sino los contrasentidos tales como que una
instancia municipal incumpla, de manera brutalmente prolongada, un dictamen del
Tribunal Supremo. Eso es sólo un ejemplo.
Este pueblo no volverá a padecer el yugo de explotadores de ninguna
procedencia. Ya conocimos demasiado. No estamos en la Neo Colonia.
Aun hay tiempo, los estáticos empiecen a moverse cambiando lo que haya que
cambiar. Sea lo que sea. Recuerdo una idea aproximada del Reverendo norteamericano Jackson,
candidato a la presidencia de USA hace años: Es mejor intentar y fracasar que
fracasar por no intentar.
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