Este cubano nació en La Habana el 4 de junio de 1965 y como es conocido por cualquier persona medianamente informada, en 1998 fue apresado por órdenes del FBI y más tarde condenado a dos cadenas perpetuas y 15 años de prisión, no es nada más que una astuta maniobra, de las que hubo muchas en el juicio, para dificultar la labor de la defensa. Se le puede eliminar una cadena perpetua como resultado de bien fundamentadas apelaciones, pero quedará otra, y como sólo tenemos una vida…
Gerardo es, de los cinco Héroes de la República de Cuba, el que ha sido víctima de mayor ensañamiento de la justicia norteamericana, o mejor de la injusticia.
Acusado de varios graves cargos, ninguno de los cuales le fue probado, la brillante defensa de que ha sido objeto ha puesto en entredicho a jueces venales que han prevaricado conscientemente al no tener en cuenta, por ejemplo, los testimonios de generales como Charles Whilhem y Edward Atkinson, el almirante Eugene Carol y el coronel George Buckner que aseguraron que Gerardo y sus compañeros no tuvieron acceso a información clasificada alguna. Incluso un ex director de la CIA James Clapper, testigo de la fiscalía, reconoció ante la Corte que los acusados no habían realizado espionaje contra el gobierno de Estados Unidos. Hecho bárbaro: estos testimonios, de quienes ocuparon altos cargos del gobierno yanqui, no fueron tenidos en cuenta.
Organismos internacionales han declarado que durante el proceso judicial, que concluyó con la imposición de desmesuradas sanciones, se puso en evidencian la parcialidad de quienes administran justicia. Y mucho más.
De los 45 años de vida de Gerardo, Licenciado en Relaciones Políticas Internacionales, artista de la plástica, Premio Internacional Benito Juárez, escritor, casado con Adriana Pérez hace casi 20 años, sin hijos, ha pasado en prisión, frecuentemente en condiciones infernales, 12 años. O sea, ha vivido sólo 33 años. Significativa edad para los cubanos.
Los años que Gerardo ha estado en prisión no los ha vivido, ni él ni sus familiares más allegados. ¿Cómo una madre o una esposa van a vivir sabiendo al hijo o al esposo en una celda de castigo en condiciones similares o peores a las que usó Batista, Pinochet y otros de similar catadura moral?
Hace varios años falleció su padre y claro que el no pudo darle el beso póstumo por estar entre rejas; antes había fallecido una hermana y no pudo asistir a los funerales pues ya estaba protegiendo inocentes de una muerte terrible desde las entrañas de bandas terroristas que actúan impunemente en la Florida.
En estos días cuando se nos advierte de una posible conflagración nuclear, de la que no escaparemos en esta parte del mundo, en buena medida, se nos da la esperanza de que pronto tengamos a los Cinco en Cuba. Para mí será como recibir a hermanos porque ellos han actuado como tales todos estos años.
Para el gobierno de Estados Unidos de América será la posibilidad de rectificar una gran injusticia, que los cubanos agradeceremos mucho por los Cinco y, permítaseme ser absolutamente franco, sobre todo por esas ancianas madres que quedan aun y que no morirán sin ver a sus hijos libres. Quizás los Cinco puedan esperar algunos años pero esas Madres Cubanas que han sufrido esas ausencias ya no resistirán mucho más.
Gerardo es un cubanazo, dueño de un especial sentido de la vida. Ha tenido, quien sabe por qué extrañas circunstancias (de la vida que no conocemos), un avecilla que él ayudó a crecer y con especial sentido nombró Cardenal. El pajarillo provocó preocupaciones en los carceleros. Hasta donde he sabido Cardenal sigue con Gerardo. La avecilla menuda que acompaña a Gerardo simboliza lo mejor de la humanidad…no todo está perdido…
Gerardo es, de los cinco Héroes de la República de Cuba, el que ha sido víctima de mayor ensañamiento de la justicia norteamericana, o mejor de la injusticia.
Acusado de varios graves cargos, ninguno de los cuales le fue probado, la brillante defensa de que ha sido objeto ha puesto en entredicho a jueces venales que han prevaricado conscientemente al no tener en cuenta, por ejemplo, los testimonios de generales como Charles Whilhem y Edward Atkinson, el almirante Eugene Carol y el coronel George Buckner que aseguraron que Gerardo y sus compañeros no tuvieron acceso a información clasificada alguna. Incluso un ex director de la CIA James Clapper, testigo de la fiscalía, reconoció ante la Corte que los acusados no habían realizado espionaje contra el gobierno de Estados Unidos. Hecho bárbaro: estos testimonios, de quienes ocuparon altos cargos del gobierno yanqui, no fueron tenidos en cuenta.
Organismos internacionales han declarado que durante el proceso judicial, que concluyó con la imposición de desmesuradas sanciones, se puso en evidencian la parcialidad de quienes administran justicia. Y mucho más.
De los 45 años de vida de Gerardo, Licenciado en Relaciones Políticas Internacionales, artista de la plástica, Premio Internacional Benito Juárez, escritor, casado con Adriana Pérez hace casi 20 años, sin hijos, ha pasado en prisión, frecuentemente en condiciones infernales, 12 años. O sea, ha vivido sólo 33 años. Significativa edad para los cubanos.
Los años que Gerardo ha estado en prisión no los ha vivido, ni él ni sus familiares más allegados. ¿Cómo una madre o una esposa van a vivir sabiendo al hijo o al esposo en una celda de castigo en condiciones similares o peores a las que usó Batista, Pinochet y otros de similar catadura moral?
Hace varios años falleció su padre y claro que el no pudo darle el beso póstumo por estar entre rejas; antes había fallecido una hermana y no pudo asistir a los funerales pues ya estaba protegiendo inocentes de una muerte terrible desde las entrañas de bandas terroristas que actúan impunemente en la Florida.
En estos días cuando se nos advierte de una posible conflagración nuclear, de la que no escaparemos en esta parte del mundo, en buena medida, se nos da la esperanza de que pronto tengamos a los Cinco en Cuba. Para mí será como recibir a hermanos porque ellos han actuado como tales todos estos años.
Para el gobierno de Estados Unidos de América será la posibilidad de rectificar una gran injusticia, que los cubanos agradeceremos mucho por los Cinco y, permítaseme ser absolutamente franco, sobre todo por esas ancianas madres que quedan aun y que no morirán sin ver a sus hijos libres. Quizás los Cinco puedan esperar algunos años pero esas Madres Cubanas que han sufrido esas ausencias ya no resistirán mucho más.
Gerardo es un cubanazo, dueño de un especial sentido de la vida. Ha tenido, quien sabe por qué extrañas circunstancias (de la vida que no conocemos), un avecilla que él ayudó a crecer y con especial sentido nombró Cardenal. El pajarillo provocó preocupaciones en los carceleros. Hasta donde he sabido Cardenal sigue con Gerardo. La avecilla menuda que acompaña a Gerardo simboliza lo mejor de la humanidad…no todo está perdido…