viernes, 20 de julio de 2012

26 de julio de 1953: El glorioso médico del Cuartel Moncada


El segundo de los hijos del matrimonio formado  por Marceliano Muñoz Urra y Catalina Monroy Artiles, nació en Colón el 26 de julio de 1912 en la calle San José # 64 siendo bautizado con el nombre de Mario. El padre había abandonado el trabajo agrícola en su poco productiva finca de Prendes, en Perico, hacia 1904 y se había radicado en esta ciudad donde se estableció como fotógrafo.
Los  primeros estudios Mario los cursa en la Escuela Luz y Caballero de Colón y a fines de 1930 comienza estudios en el Instituto No. 1 de segunda enseñanza de La Habana cuando el tirano Gerardo Machado ordenó suspender las clases en los Institutos y en la Universidad, episodio que retarda la conclusión de sus estudios.
En Colón, de nuevo, Mario ayudó al padre en el estudio fotográfico y se incorporó a la lucha contra la dictadura de Machado. Participó en varias actividades revolucionarias junto a otras personas opuestas al tirano. Una de esas actividades fue la colocación de una ofrenda floral en el Mausoleo de los Mártires de la Patria, el 26 de julio de 1 933, al cumplirse el primer aniversario del asesinato de los hermanos José, Ramón y Narciso Álvarez por fuerzas de la Guardia Rural machadista. En la cinta de la corona podía leerse: "A los hermanos Álvarez de tus compañeros que vengarán el crimen". El futuro médico cumplía ese día 21 años y, al mes siguiente, pudo celebrar la caída de Machado.

      El 18 de junio de 1939 comenzó a trabajar como enfermero interino en el pabellón de psiquiatría de la clínica Covadonga, por un salario mensual de $ 51.50. En ese lugar vivía y era conocido como El Abuelo por la temprana aparición de sus canas. En toda su estancia en La Habana estuvo vinculado a las luchas estudiantiles.

El 16 de marzo de 1942  Mario recibió el pergamino que lo acreditaba como doctor en Medicina alcanzado en una de las etapas más convulsas de nuestra historia. El doctor Muñoz decidió ejercer en su pueblo natal, a adonde llegó a fines de setiembre  de 1942 porque siguió trabajando en la clínica. Ya en su ciudad natal estableció su consultorio particular en una casa  alquilada  situada en "Gonzalo de Quesada" número 11 entre "Ricardo Trujillo" y "Calixto García".

Habiendo mejorado su situación económica  Mario alquiló la amplia casa de la calle "Diago" número 53 (hoy "Mario Muñoz No.74"), desde donde partió al "Moncada", a su encuentro con la muerte, por la vida.  Contaba entonces es su consulta con: fluoroscopio, microscopio, tubos de ensayo, colorímetro, centrífuga, equipo de rayos X, equipo de fisioterapia con luz alpina e infrarroja y diatermia. Fue un médico que alcanzó notable éxito científico y económico.

De lo anterior es prueba sus deseos de aprender a pilotar por  lo que viajó  La Habana, donde contrató los servicios del instructor César Leonard, quien se instaló en Colón para darles clases a él y otros alumnos. El 4 de enero de 1946 obtuvo la licencia de piloto aviador civil clase 1-C (privado), identificada con el número 274. Tenía treinta y tres años, tuvo una pequeña nave  en propiedad en la que volaba junto a su padre, también piloto, al que no le aceptaba despegar o aterrizar.

Su vinculación a la radio local puede haber sido lo que desarrolló en él su interés por la radioafición en la que fue brillante. En octubre de 1949 aprobó los ejercicios teóricos y prácticos y obtuvo el certificado de capacidad clase B; un año más tarde, el 18 de noviembre de 1950, el Negociado de Radiocomunicaciones, perteneciente a la Dirección de Radio del Ministerio de Comunicaciones, le expidió el de clase A. Ya en julio había sido aceptado como asociado en el Radio Club de Cuba.    Los siguientes datos reflejan la pasión que sentía por la radiocomunicación: del 5 de enero de 1952 al 18 de julio de 1953 se comunicó con 145 personas de 35 países, de ellas 26 eran cubanas y 11 9 extranjeras.
Poseía una  planta de radio C05 MM  licencia A 510 expedida por el Ministerio de Comunicaciones el 6 de octubre de 1952 y prorrogada hasta el 30 de junio de 1955. Equipo trasmisor montado en mueble de caoba compuesto por cinco puentes, uno de ellos BC  modulador, fuente de poder y preamplif. de micrófono la cual fue sido modificada por Mario , hasta lograr de ella un equipo de un kilo de potencia un receptor Mammarlende HQ-129X. Serie 6811, así como micrófono de cristal Tunne 33X".

Ante el fracaso del autencismo del Dr. Ramón Grau San Martín, surgió el Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo) al cual se vinculó Mario que antes no se había integrado a partido político alguno aun cuando era un hombre profundamente politizado. En actividades del Partido Ortodoxo conoció a Fidel Castro probablemente luego de la muerte por  suicidio de Eduardo Chibás el 16 de agosto de 1951.

Fidel confió en Mario plenamente, le dio tareas que el médico cumplió en total clandestinaje junto a Universo Sánchez entre otros. En las primeras horas del sábado 25 de julio de 1953 se encontraron Fidel y Mario en Colón ocasión en que el Médico recibió la orden de su jefe  de esperarlo  en el entronque de la carretera central hacia El Cobre. Poco después salió Mario  de su ciudad natal en su auto y recogió en Placetas a Julio Reyes Cairo, también participante en la acción que dio inicio a nuestra última guerra de   liberación nacional. Además de Mario Muñoz y Julio Reyes Cairo, participaron en las acciones del 26 de julio de 1953 otros 3 colombinos, Gerardo Álvarez, Héctor de Armas, Raúl y Mario Martínez Ararás. La conducta posterior de alguno de ellos no reduce el alcance de su conducta el Día de la Rebeldía nacional.

Luego del fracaso de la acción los asaltantes al hospital fueron delatados por  Ángel Esteban Garay, miembro del SIM que  había permanecido todo el tiempo en el lugar y le indicó a los asesinos que los revolucionarios se hacían pasar por enfermos.   

A unos pasos de Melba y Haydee, únicas mujeres participantes directas en los sucesos del 26 de julio, Mario discutía con sus captores, alegando su condición de médico. Es en esa situación que el cabo Olimpio Garbey extrae su arma y le dispara por la espalda, dejándolo allí en un charco de sangre.

 El carro  de Mario, era un Chevrolet negro modelo Fleet Line, de 1941, y se apoderó del mismo uno de los soldados del Mocada y no pudo ser recuperado tras el triunfo de enero.


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Con información tomada de INTERNET y otras fuentes.

viernes, 13 de julio de 2012

Burocracia y Corrupción = Contrarrevolución.


El Che, Fidel y Raúl siempre supieron que era imprescindible combatir la burocracia, es un proceso que viene  desde principios de la década del 60 confieso, sin embargo, que nunca supuse que corruptos y burócratas o burócratas corruptos pudieran acumular tanto poder y, por tanto, hacer un daño mayor que el bloqueo. Tan grave que el estatismo que percibo entre los que quieren conservar sus privilegios nos está haciendo un daño inmenso en momentos en que tanto hay que cambiar. A ellos no les convienen los cambios. La situación es urgente.
Si nosotros logramos desentrañar, bajo las marañas de los papeles, las intrincadas relaciones entre los organismos, la duplicación de funciones y los frecuentes baches en que caen nuestras instituciones, encontramos las raíces del problema y elaboramos normas de organización, primero elementales, más completas luego, damos la batalla frontal a los displicentes, a los confusos y a los vagos, reeducamos y educamos a esta masa, la incorporamos  a la Revolución y eliminamos lo desechable y, al mismo tiempo, continuamos sin desmayar, cualesquiera que sean los inconvenientes confrontados, una gran  tarea de educación a todos los niveles, estaremos en condiciones de liquidar en poco tiempo el burocratismo.
En esta batalla estratégica se ha elevado la coordinación, cohesión y exigencia en el enfrentamiento al delito y comienzan a verse algunos resultados, tanto en los hechos llamados de "cuello blanco", cometidos por directivos y funcionarios nacionales y extranjeros vinculados con el comercio exterior y la inversión extranjera, como en las fechorías llevadas a cabo por delincuentes comunes en contubernio con dirigentes administrativos y empleados de dependencias estatales, en los procesos productivos, la transportación y distribución en entidades de la industria alimentaria, el comercio, la gastronomía, el sistema de la vivienda y los ministerios de la Industria Básica y la Agricultura.
Se acabarán aquellos burócratas corrompidos, con cargos obtenidos a golpe de simulación y oportunismo que utilizan las posiciones que todavía ocupan para acumular fortunas, apostando a una eventual derrota de la Revolución.
Que se acaben, en un corto periodo de tiempo, estos señores que Raúl Castro denominó cuatreros, es asunto muy urgente y trascedente. Tienen mucho poder real y lo saben. Los que esperen un final tipo URSS en Cuba demuestran desconocer al pueblo que ha resistido más de 50 años no sólo los efectos desastrosos del bloqueo yanqui sino los contrasentidos tales como que una instancia municipal incumpla, de manera brutalmente prolongada, un dictamen del Tribunal Supremo. Eso es sólo un ejemplo.
Este pueblo no volverá a padecer el yugo de explotadores de ninguna procedencia. Ya conocimos demasiado. No estamos en la Neo Colonia.
Aun hay tiempo, los estáticos empiecen a moverse cambiando lo que haya que cambiar. Sea lo que sea. Recuerdo una idea aproximada  del Reverendo norteamericano Jackson, candidato a la presidencia de USA hace años: Es mejor intentar y fracasar que fracasar por no intentar.

miércoles, 4 de julio de 2012

Juan Nuiry Sánchez


El 2 de mayo de 1932 nació en Santiago de Cuba, hace 80 años, Juan Nuiry Sánchez, por lo que desde semanas  recientes ha estado recibiendo el homenaje de compañeros, amigos, hermanos, alumnos, admiradores, diplomáticos, intelectuales, etc.
Edison Velázquez, otro de los hermanos que me dio el Che, me ha enviado copia de las palabras de homenaje pronunciadas por Raúl Roa Kourí, con ese motivo.
Entre los libros que poseo dedicado por sus autores está en lugar destacado uno de los escritos por Nuiry que dice, entre otras cosas… al historiador, amigo y compañero de ideales. Me enorgullece la sencillez y calidad humana de Hombres como Nuiry, el Maestro.
En testimonio de afecto ilimitado al experimentado Maestro me uno al jubileo y comparto estas palabras íntimas, fraternas y, sobre todo, sinceras del diplomático cubano, pronunciadas en La Habana, el 19 de junio de 2012:
Podía no haber escrito estas palabras, pero en ese caso no tendría la posibilidad de dejárselas a Juan como recuerdo de este convivio amistoso al que nos convocan Miguel Barnet y Nancy Morejón, con el concurso entusiasta de Heriberto Feraudy y todos nosotros. Desde su asiento, Nuiry no podría hoy decir, como Napoleón a sus soldados desde las pirámides de Gizeh, que contempla 20 siglos, pero sí que está frente un grupo de veteranos de las lides en que participó, de manera descollante, en los años ’50 y hasta la fecha. Esa es la ventaja de haber permanecido fiel a los ideales de su juventud y a la revolución de Fidel.
   Como muchos otros que asistimos a su fiesta para recordarle que aún en la “tercera edad” se pincha uno los dedos con las espinas de la rosas, yo conocí a Juancito (así le decíamos en “la colina” y hasta ahora) cuando ingresé en la Facultad de ciencias sociales y derecho público,
en 1955. Cursaba el cuarto año de la carrera, era presidente de su Asociación de estudiantes y  Vicepresidente de la FEU.
   Había favorecido con su voto la candidatura de José Antonio, que así fue electo a la presidencia del máximo organismo estudiantil. Me lo presentó Luis (Luisín) de la Cuesta Leanés, su predecesor como presidente de la Asociación y, a la sazón, director de cultura de la FEU; uno que –no obstante su historial antibatistiano y pensamiento supuestamente progresista— terminó siendo enemigo de la revolución y refugiándose en el escorial de Miami.
   Con Juancito y de la Cuesta conocí a José Antonio, quien ya gozaba de merecido prestigio entre el estudiantado, no solo habanero, sino de todo el país, por su valentía y arrojo en el combate contra la dictadura. Trabé amistad con Marcelo Fernández, Julio Fernández Cossío, Sócrates Cobas, Marta Arjona y otros compañeros, al incorporarme a la Dirección de cultura de la FEU, que desempeñaba un papel de vanguardia en la defensa de los valores nacionales y de nuestra identidad cultural, puestos en solfa por los alabarderos de la dictadura en ese frente.
    Todos recordamos la participación de Nuiry, del brazo de José Antonio, Fructuoso, Anillo y otros dirigentes de la FEU, encabezando las manifestaciones que descendían la histórica escalinata para chocar, a puño limpio, en San Lázaro e Infanta, con la morralla policial: los chorros de agua, los palos y los fusiles con que el tirano pretendía acallar la protesta del pueblo.
     Juan también desplegó una intensa actividad, asistiendo a programas de radio, haciendo declaraciones a la prensa para denunciar la embestida policíaca contra la Universidad, apoyando las actividades culturales organizadas por la FEU, participando en las conferencias de personalidades latinoamericanas (como Rómulo Gallegos, Andrés Eloy Blanco y Enrique Cabrera, por mencionar solo algunos) en el Aula Magna.   Juntos, con Marcelo y otros compañeros, fuimos asiduos  del Maestro don Jesús Silva Herzog, ilustre economista mexicano y mano derecha del general Lázaro Cárdenas  durante la expropiación petrolera de 1918, convidado por mi padre, en 1956, a ofrecer un ciclo de conferencias en nuestra facultad. Le acribillamos a preguntas sobre aquel másculo proceso emprendido entonces por los revolucionarios mexicanos.
    Recuerdo haberle visitado, a mi regreso de México --a donde había viajado en representación de la FEU para participar en la Conferencia por la libertad de la cultura-- en el Hospital de Emergencias, donde se hallaba con los demás compañeros que se lanzaron al estadio del Cerro, en medio del juego de béisbol, con una gran tela que condenaba a Batista. Habían sido brutalmente golpeados por los esbirros de azul, algunos con peligro para su vida, pero mantenían su espíritu de lucha y decisión de seguir en ella hasta la derrota del régimen.
       Estuvo Juancito entre los compañeros universitarios que acudió a esperar a Fidel y los combatientes del Moncada al salir de la prisión, tras la amnistía que el pueblo arrebató a la dictadura en mayo de 1955. En esas semanas convulsas, que precedieron al exilio del líder de la revolución, tuvo lugar un encuentro de Fidel en nuestra casa,  con José Antonio, Nuiry, mi padre y el profesor Rafael García Bárcenas.
   Se trataba de un intento más de Fidel de aunar las fuerzas que combatían a la dictadura, pero García Bárcenas  -que dirigía a un grupo de jóvenes y conspiraba con oficiales de la Academia Militar y otros—no estuvo de acuerdo con la estrategia propuesta por Fidel, que sí aceptaron los demás.
     Por esa razón, Echevarría pidió a Nuiry que le acompañara a México, donde firmó con Fidel, a nombre de la Federación Estudiantil Universitaria, la histórica “Carta” que fuera el sustento de la íntima alianza de lucha entre los estudiantes universitarios, encabezados por la FEU y  el Directorio Revolucionario,  y el Movimiento 26 de Julio.
    No obstante no ser miembro del Directorio, José Antonio convidó a Juan, en quien siempre depositó ilimitada confianza, a participar en las acciones del 13 de marzo de 1957. Nuestro amigo participó, junto a su hermano de lucha y otros compañeros, en la toma de Radio Reloj, regresando después a la colina.
    Como siguió el plan trazado –seguir la Calle 25 hasta J y por ésta a la universidad—no fue testigo del choque de José Antonio y sus compañeros con el patrullero de la policía, que bajaba por la calle aledaña a nuestro centro de estudios.  Tras aquello hechos, debió asilarse y partir al exilio.
    Juan, que entonces era Secretario general de la FEU, quedó al frente de ese organismo, tras el asesinato de Fructuoso Rodríguez  y sus compañeros, en Humboldt 7. Fue en su carácter de presidente  que dirigió la “Operación Aérea FEU” hasta la Sierra Maestra, incorporándose a la Columna 1 “José Martí”, al mando de Fidel Castro.
    Capitán del Ejército Rebelde, Nuiry suscribió en 1958,  como presidente de la FEU conjuntamente con Fidel, en el Campamento de la Plata, un documento en el que se ratificaba la Carta de México en todos sus términos.
   Al final de la contienda, vino con el Jefe de la revolución en la “caravana de la libertad” hasta La Habana, dirigiéndose al pueblo, el 8 de enero de 1959, desde el Campamento Militar de Columbia, en aquella inolvidable noche en que Fidel habló a todos, después de Nuiry, en su calidad de máximo líder revolucionario, de la enorme tarea que teníamos por delante.
    En estos últimos 53 años, Juan ha desempeñado diversos cargos, ora en la docencia bien en la diplomacia y otras esferas. Fue destacada su labor en la FAO, como Representante Permanente ante los organismos del sistema de las Naciones Unidas en Roma, donde ocupó, además, el decanato del Cuerpo Diplomático y presidió al capítulo romano  del G-77.
     Incansable, ha escrito su valiosa obra de aquellos años de brega, “Presente”, colaborado como coautor en otros, dirige la revista “Escalinata”, órgano de la Cátedra José A. Echevarría, que fundó y preside, y fue designado Profesor de Mérito de la Universidad de La Habana, donde, cercano a los jóvenes de la FEU hodierna, revive los días de la gloriosa FEU de José Antonio y contribuye a sembrar ideas y valores en la joven generación.
    No quiero robarle más tiempo a quienes también desean contribuir a este homenaje amistoso --aunque podría relatar nuestras andanzas en Nueva York, la visita a Alonso Pujol para recabar fondos para armas, nuestra común amistad con ese gran escritor mexicano que fue Andrés Iduarte y muchas otras cosas. Nuiry, con sus mozos 80, sabe que siempre se es joven cuando no se teme a la muerte,  se es alérgico a la papada,  la pose doctoral y  la autocomplacencia y, sobre todo, mientras  el músculo primo –como decía su maestro, Raúl Roa-- permanezca retozón.
¡Hasta los 120!

    


La Habana, 19 de junio de 2012

El Dr. Esteban Morales Domínguez: un intelectual revolucionario.


Entre los atractivos que ha tenido siempre la Mesa Redonda de la televisión cubana, para mí,  han sido los diálogos sostenidos entre Taladrid y el Dr. Morales Domínguez. Era un duelo entre dos hombres de profundas convicciones revolucionarias, dos contendientes fraternales que sólo discutían cuestiones de fondo, no de contenido.
Hace algún tiempo el Dr. Morales enfrentó algunos problemas que son del conocimiento de todos los interesados pues no ha habido nada oculto al respecto. Cuando leí el artículo impresionante de Esteban Morales: La corrupción la verdadera contrarrevolución, sentí indignación e impotencia y lo reflejé en mi blog  unas notas tituladas: Volveremos a quemar a Bayamo. Reitero lo escrito allí, no retiro una sílaba.
No pensé nunca que iba a tener la posibilidad de conocer y tratar a Esteban Morales, lo que sucedió el pasado mes de junio los días 13 y 14 en la UNEAC villaclareña y el  centro cultural El Mejunje, un paraíso de la tolerancia y comprensión  humanas para sus asiduos.
Grabé parte de las palabras del comunista, revolucionario y académico destacado, cito algunas ideas expresadas por él de manera textual:
La Revolución cubana es de las masas, no del Partido…Revolución es movimiento, es oposición a todo lo que no sea eso.
Mandar no es dirigir.
Muchos vivimos la Crisis de Octubre, vivimos girón, tuvimos las bandas contrarrevolucionarias, tuvimos un periodo especial, tuvimos una crisis económica bien dura, pero nosotros tenemos que asumir el momento que estamos viviendo como el más difícil a superar…
…ahora nosotros tenemos problemas políticos serios que resolver que creo que forman parte de lo que Raúl ha dado en llamar la necesidad del cambio de mentalidad…que toca a muchos niveles. Durante años fuimos pocos combativos y los problemas se fueron enquistando, los malos métodos, de trabajo de las organizaciones políticas y de masas y nosotros protestábamos continuamente…
La contrarrevolución cambia de matices, cambia de pelambre…yo escribí un artículo que se llama: La contrarrevolución no siempre es la misma…la contrarrevolución en estos momentos trabaja dentro de Cuba en un proceso en el cual el objetivo central de esa contrarrevolución es hacer que Raúl quede como un demagogo.
Con lo que Raúl ha hecho y ha dicho, desde mi punto de vista clínico, no hace falta que nadie me venga a dar clases, ni nadie me venga a decir, como revolucionario, qué es lo que yo tengo  que hacer.
Hay que asumir en ese sentido una actitud muy combativa, y eso lo sintetizo en una frase: quien quiera seguir siendo revolucionario tiene que librar su propia guerra, sus propias batallas y correr los riesgos que le vengan encima…yo  no me voy a morir triste, apesadumbrado, ni pensando, a última hora, que debí haber dicho esto y no lo dije. Me voy a morir tranquilito.
…seguiré haciendo uso de mi derecho, como revolucionario, a criticar todo lo que debo criticar, yo no voy a tirar mi carnet del partido, ni del CDR, ni mi libreta de abastecimiento…esa es mi posición, es la posición que hay que asumir porque esa es la posición a que Raúl nos está llamando. Hasta aquí la síntesis de las palabras de Esteban Morales.
Ante Esteban Morales solo se puede sentir admiración por la vibrante defensa que hace a la Revolución, su discurso sincero puede parecer subversivo sólo a quienes afecte. Nunca será a la Revolución Cubana de quien es hijo legítimo. Al volver a oírlo se percibe claramente los puntos de coincidencia entre estos planteamientos y los expuestos en la Universidad de La Habana por el gran disidente que es Fidel Castro en el 2005.
Tengo en mi poder mas partes de sus conferencias, en las que trató con claridad envidiable lo relativo al bloqueo de Estados Unidos contra Cuba, la campaña electoral de ese país, la conducta de la secretaria de estado del señor Obama, a la que conoce muy bien y ha caracterizado de forma excelente.
En el encuentro con el Dr. Esteban Morales Domínguez expresé entre otras ideas: Dr. después que usted no está en la Mesa Redonda, la Mesa Redonda no es la misma. ¿Cuándo volveremos a verlo pinchando a Taladrid analizando temas de la política imperial yanqui?